Nelson Omar Salgado y el arte efímero en Honduras


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Desde hace dos meses, un quijotesco pintor se ha propuesto la misión de convertir en un gigantesco lienzo el capitalino Paseo Liquidámbar.

Su objetivo es plasmar en la Peatonal sus obras artísticas, que duran minutos, horas y quizás un día a lo sumo.

Se trata de Nelson Omar Salgado, un artista nacional de 57 años de edad, que a pulso se ha granjeado el título de “Precursor del arte efímero en Honduras”, técnica callejera que por primera vez se practica en el país.

Siempre se ha considerado un muralista, pero ahora es pintor por necesidad. Aclaró que no vive de eso, solo sobrevive.

Es muy común ver a Salgado con tizas de varios colores, elaborar réplicas de los grandes genios del pincel y de la acuarela en la vía más poblada de Tegucigalpa.

Estudió tres años en la Escuela de Bellas Artes, donde también impartió clases. Pero le fue mal en la vida, como a tantos artistas que se sienten en medio de una tierra hostil para hacer florecer el ingenio.

Ahora sobrevive de la caridad pública y su centro de operaciones es la Peatonal, aunque ahí la competencia es dura.

También pululan músicos, lisiados, ancianos y hasta las denominadas estatuas vivientes, que se disputan los pocos centavos que dejan los parroquianos. Pero como él dice, “para todos da Dios”.

Todos los días se le desde horas temprana, casi besando el adoquín mientras tiza y carbón en mano le va dando forma a sus fugaces dibujos.

Obras de Rubens y Diego Rivera brillan en el adoquín capitalino.

Obras de Rubens y Diego Rivera brillan en el adoquín capitalino.

Desde siempre su fuerte ha sido la figura humana en murales. “Esto hay que trabajarlo a base de manchas y éstas con la lejanía puede formar lo que usted quiera”, explicó.

Como por arte de magia aparecer en el suelo, réplicas de genios como “las Meninas”, de Rubens; “El Moisés” y “El David”, de Miguel Angel e imitaciones del Greco y Diego Rivera, para citar algunos.
Esbozó una sonrisa en su curtido rostro cuando se refirió a su única hija. No obstante, reconoció que ella no heredó su amor por la acuarela, pero si su nieta.

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“La obra más grande que he hecho en la Peatonal es la creación desde Adán. Tenía ocho metros de largo y me llevó varias horas. Pero desapareció en segundos”: Nelson Omar Salgado, muralista

Entre todas sus tristezas hay algo que lo llena de orgullo. Y es que desde hace unos ocho años, la Alcaldía capitalina le ha designado una tarea especial.

Es el encargado de elaborar las primeras dos alfombras multicolores que se extienden en todo su esplendor frente al atrio de la Catedral Metropolitana cada Semana Santa. “Eso no tiene precio”, murmuró con una mal disimulada satisfacción.

De esa forma, le agradece a Dios todas las bondades que ha gozado durante el año. “Con ese trabajo no deseo quedar bien con ningún hombre, sino para agradecer al Altísimo”, comentó.

Lo triste de su obra es que quizás una figura que le ha costado hasta dos horas diseñarla, en un santiamén desaparece bajo las pisadas de los centenares de personas que indiferentes a su esfuerzo la pisotean.

“Pero mi mayor enemigo es el agua”, confesó. En efecto, le estaba dando los últimos retoques a una auténtica obra maestra, cuando como producto de una pertinaz llovizna, vio que la corriente de agua se llevaba en segundos “La Piedad”, de Miguel Angel.

Noticia cortesia de : Diario Tiempo

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